Sostenibilidad

Construir espacios sostenibles

Comenta el periodista Alejandro Requeijo que le gustan «las invasiones de campo porque tienen un aroma a fútbol antiguo». ¿Qué aroma tiene el fútbol actual?. Podría decirse que el fútbol actual representa la viva imagen de la homogeneización y de la política de mercado imperante en este deporte. Me resulta ciertamente contradictorio cuando es justamente lo contrario lo que empresas y multinacionales pretenden ya que buscan dejar un #sellodecalidad y de distinción respecto «del rival» o competencia. Cuando el fútbol mercantiliza las gradas y convierte su marca en un producto global y de lujo, se aleja paulatinamente de su base: su afición y del sagrado vínculo de #pertenencia. Es en esta afición, que se transmite de generación en generación, donde se encuentran #valores tales como la pertenencia, la #comunidad, lo identitario que hace que éstos sean vistos como valor seguro para esos clubes. ¿Qué ocurre cuando esta #identidad es despojada por la venta masiva de equipos y clubs a grandes fortunas o fondos de inversión sin interés en el deporte? Sencillamente terminan llevándose fuera un deporte que representa en parte el legado cultural de un barrio, una ciudad, un país.

¿Qué sucede con empresas y multinacionales que van en otra dirección? Crear o recuperar esa identidad para distinguirse de otras organizaciones y trasladar una #culturadeempresa que les ayude a forjar una #marca que constituya un valor seguro. En las organizaciones se trabaja con personas y son estas personas las que desarrollan las pautas establecidas por «las políticas culturales». En estos casos al igual que en el fútbol, importa y mucho, los conceptos de pertenencia, de identidad, de #participación, de #cooperación. Si la visión del #líder se queda en realizar simples mandatos sin crear verdadera pertenencia, verdadera comunidad y una cultura empresarial genuina, estaremos en presencia de una muerte en diferido.

Para una gestión adecuada y #sostenible del #factorhumano se precisa de #estrategias claves que tienen que ver con el compartir el cotidiano, el co-crear de manera colaborativa, el participar de manera real y efectiva para dar lugar a un liderazgo empático. En todo ello, es relevante cómo gestionamos esos espacios, qué grado de transparencia existe en cada equipo de trabajo, qué autonomía real se cuenta para la toma de decisiones y cuál es el valor que impregna cada estructura del entramado empresarial. Igualmente, disfrutar de un bienestar corporativo que haga que mis beneficios, no tan sólo productivos y económicos, se vean incrementados, sino que el #factorhumano salga reforzado.

Todo esto dará lugar a una organización menos centralizada y más sociocratica, que marque el tempo de cada equipo y obtenga lo mejor de cada uno de ellos posibilitando co-construir espacios sostenibles.