Es curioso cuando de una organización me contactan para formar a personas en «#resolucióndeconflictos«. Lo primero que les explico es que necesito conocer la organización, visitarla, observarla, conocer los espacios, ver qué hacen, cómo lo hacen y qué les gustaría hacer una vez se superen «esos conflictos». Es habitual que las organizaciones, al igual que las mejores familias, me enseñen lo mejor que tienen, lo mejor que hacen y sobre todo la gran #implicación de sus equipos y personal en general. Y me lo creo, no porque sea ingenua, no porque me haga la despistada, sino simplemente porque considero que realmente hay una intención desplegada que busca una manera de #transformar(se). Quizá lo que no hayan logrado plasmar, en ocasiones, es la #visión que provoque dicha transformación.
A mi me gusta hablar de #provención, creo que es la clave en estas sociedad liquidas y modernas en las que vivimos y en las que, como todo fluye y se transforma y nada permanece, hemos perdido o abandonado valores o principios fundamentales como la #pertenencia. Una organización que promueva su transformación pone el foco en el #factorhumano como elemento sostenible y primordial de su desarrollo organizacional. Sin un adecuado rescate del #capitalhumano la tan deseada transformación no llega y, si llega, lo hace bajo muchas capas de maquillaje y de manera superflua. Es decir, sin valor añadido.
La #gestióndelcambio conlleva no tan solo cambios en lo tecnológico sino fundamentalmente en lo personal construyendo #comunidadessolidas que fomenten #buenasprácticas en los lugares de trabajo y una organización #sociocrática adecuada y efectiva. La ética del cuidado consiste en poner valor en la #equidad y #transparencia de los lugares que compartimos.
Transformando a la gente, se transforman los #entornos en espacios habitables.